La segunda entrega de septiembre de las nuevas Women in Energy, nos presenta a dos profesionales que rescatan sus habilidades para formar y liderar equipos comprometidos, diversos y con mirada integral al momento de enfrentar los desafíos de la transición energética. Conozcamos a Sandra y Romina:
Sandra Elizabeth Ortega González – CGE
“Soy Contador Auditor y Licenciada en Auditoria de la Universidad de Talca. Toda mi carrera profesional se ha desarrollado en el Grupo CGE: desde mi practica laboral, ya son 21 años de experiencia siempre asociada al área económica y financiera. Actualmente soy la responsable del Centro de Servicios Compartidos en la Dirección de Administración y Seguimiento Operativo. Me toca supervisar todo el proceso de pagos del grupo, desde la recepción documentos hasta la conciliación bancaria. Gracias a mi trabajo y las oportunidades brindadas por CGE, me siento orgullosa de mi crecimiento y logros profesionales, y también de todo lo que me ha permitido conseguir en lo personal”.
“Me siento muy afortunada de pertenecer a la tercera generación de Women in Energy y ser parte de la transformación del liderazgo femenino en la Industria. Motivar a través de mi experiencia e inspirar a las nuevas generaciones de mujeres a ingresar y mantenerse en el sector, que sientan que se puede y que nos merecemos forma parte de este rubro, porque las incorporación femenina va más allá de la igualdad de género. El contar con equipos mixtos genera más espíritu colaborativo, mayor comunicación y compromiso. Nosotras, las líderes femeninas, tenemos mucho que aportar con nuestra versatilidad, intuición y capacidad de crear equipos comprometidos. Relacionarnos desde la empatía y la valoración del otro, enriquece todo el proceso de transformación energética”.
Romina Echaiz Alarcón – Ministerio de Energía
“Soy ingeniera en Recursos Naturales Renovables, magíster en Gobierno, Políticas Públicas y Territorio, y actualmente me encuentro cursando un diplomado en Estrategias para las Políticas Públicas. Llegué al ministerio de Energía en diciembre de 2017 como profesional de la Unidad de Gestión Territorial y desde mayo de 2019 pasé a formar parte de la Unidad de Biocombustibles Sólidos. Desde mis primeros años en la universidad me pude vincular con el mundo laboral, lo que me fue abriendo puertas y oportunidades para aprender, conocer la realidad práctica y relacionarme de manera temprana con tremendos profesionales en distintas instituciones y especialidades por casi cuatro años. Sumado a ello, tengo más de siete años de experiencia laboral en los sectores público y privado, abordando temáticas relacionadas con los recursos naturales (energías renovables, gestión ambiental, planificación territorial, evaluación ambiental estratégica y políticas públicas, entre otras). Junto con ello, siempre he estado vinculada al mundo académico: primero como estudiante-ayudante y luego como profesora colaboradora, porque creo que es una forma muy importante de aportar a la formación de las y los futuros profesionales. Creo que mi sello es incorporar una visión holística en el diagnóstico y resolución de conflictos, considerando distintas realidades territoriales en distintos niveles y con su multiplicidad de actores, contribuyendo para lograr el desarrollo, pero en un contexto de sostenibilidad”.
“La transición energética es un proceso complejo que requiere de grandes cambios: modificar conductas y patrones, buscar alternativas que permitan enfrentar la transición desde una perspectiva más colaborativa, con una mayor predisposición al cambio y considerar un proceso permanente de educación, todo ello para poder ser parte activa en la mitigación de los efectos del cambio climático que se hacen más evidentes cada día. En ello, creo, que el liderazgo femenino nos entrega a las mujeres un rol clave a través de nuestra participación en el mundo laboral dentro del sector energético, donde aportamos no sólo con una base sólida de conocimientos técnicos, sino también con muchas competencias fundamentales como la capacidad de movilizar, de desarrollar trabajos colaborativos, de escucha activa y empatía dentro de los equipos, las cuales, sumadas a las tantas otras habilidades que como mujeres desarrollamos con el tiempo, contribuyen a abordar de mejor manera la complejidad de estos procesos, generando y propiciando entornos mucho más óptimos para abordar la transición desde una mirada más integral”.