Aspectos técnicos en cuanto a las ventajas de la descentralización energética y también cómo las empresas del sector actualmente se están relacionando con las comunidades, se basó el último evento online de WEC Chile con representantes de cuatro importantes actores de la industria.
“Descentralización: las personas al centro de la cadena productiva”, fue el nombre de la cita que congregó a María Teresa González, country manager de Statkraft Chile; Victoria Salinas, CEO de Inkia Chile; Daniel Olivares Quero, director del Center for Energy Transition (CenTra) de la Universidad Adolfo Ibañez, y moderando el panel, Álvaro González de la Barra, gerente de Relaciones Institucionales de ISA InterChile.
En el inicio, Olivares señaló que la descentralización energética ofrece principalmente tres ventajas. Primero, “un mercado con oferta competitiva de desarrolladores y suministro asegurado de insumos, que sería capaz de enfrentar con mayor rapidez y menores costos escenarios de escasez de energía en el corto y mediano plazo. También existiría un escenario de mayor resiliencia, ya que una penetración masiva de recursos energéticos distribuidos supondrá el desarrollo e implementación de esquemas de control y coordinación de microrredes aisladas. Y por último, la democratización de la energía, supone la posibilidad de los usuarios de eligir a quien le suministra, el tipo de generación, el autosuministro y también ofrecer sus excedentes al sistema”.
Claro que para alcanzar niveles eficientes de desarrollo de recursos energéticos distribuidos, Olivares mencionó que existen varios desafíos a abordar, para lo cual recomienda realizar algunos ajustes a la regulación vigente y revisar los incentivos para las empresas.
“Dentro de los desafíos están: mayor transparencia de la información respecto a las capacidades de las redes donde se pueden instalar los proyectos. También existen incertidumbres sobre los flujos de ingreso, sobre todo los mercados a los que tendrán acceso y el valor las inversiones. Otro punto es la planificación de las redes de forma coordinada y eficiente. Y, por último, cargos de uso y conexión”, resumió el académico.
Otra forma de relacionarse con las personas
“Hace 10 años, en las empresas había un área que se llamaba relaciones comunitarias pero finalmente era un trabajo de escritorio. Hoy vemos que la cercanía a las personas y el estar ahí es indispensable. Nosotros en nuestros proyectos mantenemos una oficina de manera permanente abierta a la comunidad donde quien quiera puede acercarse a conversar, a plantear temas, a entender mejor lo que es la gestión de la compañía”, contó Victoria Salinas, de Inkia Energía.
Asimismo, María Teresa González, de Statkraft, entregó su visión sobre esta nueva forma de entenderse con las personas: “Hoy tenemos una sociedad que es mucho más participativa y que demanda mucha más información y más simetría en las relaciones. Desde las instituciones tenemos un tremendo desafío en materia de planificación territorial, sin duda. Pero también nosotros como empresa, de manera de hacer procesos más participativos para el desarrollo de los proyectos, es claro que ya no podemos tomar decisiones donde no consideremos la opinión de nuestros steakholders. Y esto, además tenemos que hacerlo de forma muy temprana de modo de considerar a las comunidades en fases tan incipientes como el diseño. Así logramos conocer las preocupaciones y explicar muy bien los impactos”
“Para poder avanzar con la urgencia que se necesita en materia de desarrollar energías renovables y así enfrentar el cambio climático, ya no es viable hacerlo con proyectos de forma centralizada como se hacía antes en una oficina para luego ‘insertarlo’ en un territorio”, recalcó la ejecutiva de Statkraft, a la vez que Salinas expresó que “como empresa, se requiere competencia, contar con los profesionales idóneos para generar esta cercanía con las comunidades y los entornos”.