Padre de cinco hijos, que van desde los 7 a los 13 años, José Ignacio Escobar tiene, además de su vocación por el mundo de la energía, dos grandes pasiones en lo personal: el rugby, donde aprendió el valor de trabajar en equipo, y la música, ámbito donde le gusta tocar la batería y es fanático del grupo de rock progresivo Rush.

Ingeniero civil de Industrias de la Pontificia Universidad Católica de Chile y magíster en Regulación Económica de la Universidad Adolfo Ibañez, Escobar ha tenido una trayectoria de 20 años en la industria de la energía renovable en Chile y Sudamérica.

¿Qué significa para ti ser parte de WEC Chile? ¿Cuál crees que es el principal aporte de tu organización a esta plataforma de diálogo neutra?

En el contexto de los enormes desafíos que significa la transición energética, los cuales no solo son propios de Chile, sino de todos los países donde las energías renovables están avanzando a pasos crecientes, promover plataformas y puntos de diálogo es fundamental para compartir aprendizajes, conocer mejores prácticas, conocer también malas experiencias y contribuir así de manera colaborativa a una ruta que nos permita transitar hacia un mercado energético con menores emisiones, pero sin comprometer la seguridad del suministro ni afectar su competitividad para los consumidores.

En esa línea, en Colbún queremos ser siempre un aporte a un debate informado, con sólidos fundamentos técnicos, donde evitemos las caricaturas y contrastemos con transparencia y respeto las diferentes posiciones y argumentos sobre temas que de por sí son complejos. Creemos que WEC ofrece un valioso espacio para contribuir con esta visión, dada la gran cantidad y diversidad de actores que esta organización integra y la nutrida agenda que ha impulsado para lograr un mejor desarrollo de nuestra industria, tanto en Chile como a nivel mundial. Nos gusta además la mirada más amplia que tiene el WEC, donde abordan todas las temáticas relacionadas a la energía y no solo electricidad, incluyendo visiones desde todos los sectores productivos, consumidores, academia y otras instituciones relevantes.

¿Cuál crees que es nuestro principal potencial a nivel país en cuanto a recursos energéticos? ¿En qué debiéramos enfocarnos y cuáles son los principales desafíos?

Sin duda que el sol y el viento son hoy, de cara a la transición energética, nuestros principales recursos energéticos, sin olvidar que el agua ha jugado un rol central en el desarrollo de nuestra matriz y tiene un papel importante como fuente de almacenamiento y gestión de energía en un contexto de la mayor variabilidad de las energías renovables.

Pero los recursos naturales -que Chile cuenta en abundancia- no bastan. Necesitamos desarrollar una infraestructura que permita aprovechar al máximo estos recursos para que lleguen en forma eficiente, segura y competitiva a todos los consumidores, las 24hrs del día, junto con habilitar además las nuevas tecnologías como el hidrógeno verde y la electromovilidad. Para ello, es fundamental una institucionalidad sólida, moderna y ágil, que nos permita seguir transitando en el desafiante camino de la descarbonización. Y si bien Chile tiene una gran institucionalidad, hay desafíos que debemos abordar para profundizar la penetración de energías renovables en los próximos años. Buscar nuevas soluciones para gestionar los riesgos del mercado eléctrico; actualizar nuestro marco regulatorio en un escenario de alta penetración de renovables; preservar el valor de los contratos a largo plazo y avanzar hacia un mejor sistema de permisos que acompañe y dé viabilidad a la gran inversión en infraestructura energética nueva que requerirá la transición, son parte de los desafíos que enfrentamos como país.

¿Qué significado le das a la humanización de la transición energética?

Las personas deben ser el centro no solo de la transición energética, sino de todo nuestro quehacer como empresas. De qué sirve ser exitosos en el desarrollo de proyectos, tener buenos resultados, tener clientes satisfechos o una buena relación con proveedores y las comunidades, si en el centro de eso no está la satisfacción y felicidad de las personas que se articulan en torno o con las empresas: nuestros trabajadores, los trabajadores de nuestros clientes, las comunidades y nuestros proveedores.

Lo que más debemos cuidar, siempre, son las relaciones personales, porque es sobre esa base que se estructuran grandes equipos de trabajo, y es solo en equipo que podemos avanzar en enfrentar los enormes desafíos de un mundo más complejo, donde las respuestas y soluciones fáciles no existen. Por lo tanto, para mí, las relaciones humanas y las personas están en la base de todo, y por cierto, de la transición energética.

Dentro de las iniciativas que están desarrollando actualmente, ¿qué proyecto te gustaría destacar y compartir?

Colbún tiene una enorme cantidad de proyectos, en línea con su objetivo de agregar 4.000 MW de capacidad renovable en Chile al 2030 (de los cuales ya estamos operando o construyendo más de 1.000 MW). Y, por lo tanto, resulta difícil y hasta casi injusto nombrar solo uno. Pero por su estado de avance, y por lo que significará no solo para Colbún sino para Chile, quisiera destacar el caso de Horizonte, el mayor parque eólico construido en Chile y el mayor de América Latina construido en una sola etapa. Son 816 MW que se están levantando en pleno desierto, y que iniciará sus operaciones de manera paulatina y gradual en 2024. La relevancia de este proyecto proviene no solo del desafío logístico que significa levantar 140 aerogeneradores en pleno desierto, sino del orgullo que sentimos como compañía por haberlo hecho integrándonos con proveedores y comunidades vecinas en forma honesta y transparente. Obviamente, siempre debemos estar atentos a los errores u omisiones que podamos estar cometiendo en el desarrollo de nuestros proyectos, pero en Horizonte hemos tenido un muy buen trabajo con la comunidad local, que esperamos profundizar en los próximos años.

También creo destacable los proyectos de innovación social que estamos desarrollando en el torno de nuestros proyectos, con el fin de generar oportunidad de emprendimientos en turismo, reducción de uso de agua, incorporación de hidrógeno verde, entre otras muchas iniciativas de menor escala, pero de alto impacto local.