Ingeniera y abogada, respectivamente, son las dos participantes destacadas de esta semana del programa Women in Energy WEC Chile, 5ta Generación. Ambas llevan varios años trabajando en la industria energética y han visto cómo evolucionan y se abren las oportunidades para las mujeres dentro del sector. Porque los equipos mixtos y diversos logran mejores resultados, el llamado es a seguir derribando mitos y sesgos respecto a las características de los géneros, para reconocer que las diferencias en realidad fortalecen la relación laboral en cualquier ámbito.
Alejandra Améstica – Black & Veatch
«Soy Ingeniero Civil Eléctrico de la Universidad de Concepción. Nací en la época en que mi padre era operador en una subestación eléctrica del Sistema Interconectado (SI) ubicada en Charrúa, Región del Biobío, y con la familia vivimos en ese lugar rural durante varios años. Si lo pienso bien, estoy vinculada con la industria desde niña: con mi padre como operador de la subestación Charrúa y otras más, siempre lo escuché hablar de energía y eso creció en mí, como una inmensa inquietud y deseo por conocer más de ese mundo cuando grande. Hoy, vivo a orillas de la Laguna Grande de San Pedro de la Paz, rodeada de naturaleza. Me acompaño diariamente de cisnes, familia, amigos y Álvaro, mi compañero de vida».
«Mis primeros pasos en la industria energética los di en una compañía de distribución eléctrica como ingeniero de Calidad de Suministro. Luego me dediqué por muchos años al desarrollo de proyectos industriales, específicamente celulosa y papel. Y en lo reciente, en proyectos de energías renovables en una generadora. Actualmente, me desempeño como Ingeniero Eléctrico Senior en Black & Veatch, donde participo en proyectos del sector energía y de desalinización de agua para la minería, trabajando en el diseño e implementación de soluciones técnicas en los rubros mencionados, en forma individual o liderando un gran equipo de profesionales. Amo ver la concepción de un proyecto y participar en sus distintas etapas hasta la puesta en marcha».
«Para mí, la humanización energética es de trascendental importancia porque su fin último es ser un servicio a la sociedad, y los esfuerzos de todos quienes participamos de alguna manera en el ámbito energético, es lograr que este bien de la humanidad pueda llegar de forma limpia, respetando el ambiente, a las comunidades y al final, a todos los ciudadanos. Para esto es necesario incorporar los puntos de vista y visiones de otras fuentes, personas y comunidades, de modo de ampliar y enriquecer el proceso y por ende el resultado final, incitando a que esta forma de trabajar se haga constante y sostenida a lo largo del tiempo».
«Creo que las mujeres tenemos la capacidad y potencial para participar en cualquier espacio industrial o mercado laboral. Según mi experiencia, la industria energética ha sido un poco más reticente, aunque no excluyente, a la incorporación de mujeres y, en mi opinión, debido a sesgos de género que, aunque han disminuido, aún persisten y dificultan la entrada y permanencia de profesionales mujeres de todo ámbito a ese mundo laboral».
«Es aquí donde el aporte del programa Women in Energy es fundamental, ya que la entrega de una visión positiva, conocimientos, herramientas y finalmente el mensaje de fuerza a que nosotras podemos incorporarnos a esa importante industria energética en los puestos que merecemos, facilita fuertemente la integración de las mujeres en este rubro».
Fernanda Urrutia – Tinguiririca Energía
«Soy orgullosa mamá, tengo 3 preciosos hijos, 2 hombres y el concho, una niña. Estoy casada con mi compañero de vida. A nivel de mi familia troncal, soy la menor de 4 hermanos, a los que adoro, y tengo amigas que son lo máximo. Estudié Derecho en la Universidad Adolfo Ibáñez y tras mi título de abogada, hice un magíster en Derecho de la Empresa de la Universidad de Los Andes».
«Empecé a trabajar hace 13 años en el rubro hipotecario y tuve la suerte de tener a un jefe que tenía alma de profesor y me enseñó mucho. Luego, se dio la oportunidad de cambiarme a la industria energética, un sector totalmente ajeno para mí. Hoy llevo casi 8 años en Tinguiririca Energía y me siento tremendamente afortunada de cómo esta empresa y el rubro me han hecho crecer, potenciando las fortalezas y aprendiendo de las debilidades. El dinamismo con el que las cosas ocurren y sentir que una está aportando con un grano de arena, siendo partícipe activa en la transición energética, hacen que me motive cada día. Y así, en estos años no solo he aprendido, sino que he crecido profesionalmente, atreviéndome a tomar activamente diferentes desafíos y sobre todo potenciar mi sello personal».
«La humanidad ha evolucionado a lo largo de la historia y nos ha demostrado que la energía es fundamental para su desarrollo. Lo que ayer pudo haber sido un lujo o un fortunio, hoy es el desde».
«Las consecuencias del cambio climático nos han hecho reflexionar y poner el foco en el ser humano y no tan solo en la economía, sino también, por ejemplo, es urgente educar a la sociedad y que las personas tomen conciencia de la importancia de ser protagonistas de la transición energética. Es clave que todos seamos parte del cambio y actores activos».
«Actualmente existen brechas importantes respecto a la asequibilidad de la energía en todo el mundo y para lograr una solución se requiere colaboración, interacción, diálogo inclusivo y abierto, que considere a todos y no solo a unos cuantos. Se deben considerar las características y realidades de cada región, necesitamos volver a la esencia, cambiar el paradigma y generar conciencia de que, para el éxito, es necesario que estemos todos involucrados».
«En este intercambio de puntos de vista, las mujeres tenemos mucho que decir. Podemos aportar con otra mirada, es necesario derribar las diferencias de género y dejar de hablar de áreas y roles masculinizados, y comenzar a referirnos a profesionales sin distinción. Las mujeres tenemos talento, iniciativa y competencias para participar de forma activa. Tenemos muchas cosas que decir y hacer. Está comprobado que en grupos mixtos donde existe diversidad, se obtienen mejores resultados, se aumenta la creatividad e innovación, mejora el clima laboral y la productividad, enriqueciendo el debate con diversas ideas y puntos de vista, resultando en consecuencia soluciones más robustas».
«Si bien la industria energética está compuesta principalmente por hombres, creo que cada vez hay más un esfuerzo por incluir mujeres en diferentes cargos y de esa forma cumplir un rol activo dentro de esta industria».
«Desde sus inicios, WEC ha ayudado a visibilizar y fomentar la participación de las mujeres en la industria. Hoy es clave derribar todo tipo de brechas, la transición energética requiere inclusión y diversidad de género para ser exitosa y sostenible. Las mujeres tenemos mucho que aportar y no tengo duda que los resultados serán fructíferos, por lo que me siento sumamente orgullosa de pertenecer a este círculo de mujeres poderosas que serán las encargadas de generar las ideas y energía necesaria para que las cosas pasen».