En el marco del encuentro “Entre Nosotras” del programa Women in Energy by WEC Chile, las integrantes de la 4ta Generación se reunieron con Denisse Abudinén Butto, Chief Executive Officer ENAP Sipetrol and General Manager ENAP Sipetrol Egypt branch.
Denisse es Ingeniera Civil Industrial de la Pontificia Universidad Católica de Chile , chilena, con más de 15 años en la industria energética, petróleo, gas y energías renovables. Altamente calificada y dinámica, con un enfoque emprendedor y experiencia internacional en América Latina y Oriente Medio.
Cuenta con una amplia experiencia en la gestión de relaciones a alto nivel con gobiernos, reguladores, juntas directivas, sindicatos y empresas multinacionales. Gran trayectoria en el desarrollo de nuevas oportunidades de negocio y muy motivada por los nuevos retos.
También posee un Master of Science (MSc) International Management de la Universidad de Londres y una vasta carrera en ENAP, donde ha ocupado importantes cargos, como Gerenta de Estrategia Corporativa y Desarrollo de Negocios; Gerenta de Estrategia y Desarrollo de Negocios – E&P, además de haber ocupado la Gerencia Corporativa de la Línea de Negocios de Exploración y Producción (E&P). Adicionalmente, se desempeñó en la empresa McKinsey donde estuvo basada en México a cargo del desarrollo y potenciamiento del Hub de Energía para Latinoamérica.
¿Cómo llegaste al mundo de la energía?
Llegué un poco por casualidad. Estaba terminando mi carrera y a la vez un máster en la misma universidad. Empecé a buscar trabajo y se me presentaron dos opciones: una era en una corredora de bolsa y la otra en ENAP en la Línea de Exploración y Producción, que tenía operaciones en Chile, Ecuador, Argentina y Egipto. Ahí había que estudiar y analizar proyectos de petróleo que tienen una vida de 20 a 30 años y con inversiones de varios millones de dólares. Entonces me pareció un desafío súper interesante.
Entré a ENAP sin saber mucho de la industria de Oil & Gas, por lo que tuve que aprender de cero sobre esta industria y me empezó a gustar bastante. Y dado eso, he seguido.
¿Cuáles han sido los hitos que han ayudado a construir tu estilo de liderazgo?
Los estilos de liderazgo son el resultado de la formación personal y de lo que una va viendo como líderes en las empresas. En mi caso, las cosas que más me han ido marcando son las experiencias de haber vivido en otros países (la primera vez fue estudiando en Londres, Inglaterra). Después México y ahora Egipto. He ido cambiando mi forma de pensar. Una se vuelve más abierta y flexible.
Luego cuando una trabaja en equipos, se enfrenta con distintas realidades culturales y personalidades, lo que también ayuda. En lo personal me fui a vivir sola y eso me ayudó a formar el carácter, crecer y obtener más herramientas.
He tenido la suerte de tener buenos jefes también. Uno de los que más marcó y de quien más aprendí, fue de uno británico. Trabajé con él en ENAP, luego me fui a estudiar y después me invitó a volver a la empresa. Una persona con una vasta experiencia internacional que había vivido en más de diez países y trabajó en una de las empresas multinacionales de petróleo más grandes del mundo Con él aprendí mucho sobre cómo tratar con personas de distintas partes y a hacer negocios con mirada internacional.
Como solía ser medio acelerada, siempre me decía que la vida es una maratón, no una carrera de 100 metros planos, por lo que debía ser paciente para cumplir la meta. Eso me marcó en la manera de enfrentar las situaciones, frustrarme menos cuando las cosas no resultaban a la primera, analizar distintas variables y distintos enfoques de cómo resolver un problema cuando es complejo.
¿Cómo has percibido la participación femenina en la industria energética en los lugares que has vivido?
Trabajé en México para McKincey a cargo de potenciar el Hub de Energía para Latinoamérica y ahí lo que vi fue similar a Chile: mayoría de hombres, pocas mujeres. No obstante, no diría que había machismo. En particular, la empresa en la que estaba era bastante multicultural y diversa.
Cuando venía para Egipto, estaba muy preocupada de cómo iba a ser trabajar acá, en un ambiente machista, sentarse como jefa y mujer de una oficina. Me preocupaba el cómo iba a ser la relación con las autoridades del gobierno. Además, pesa mucho el tema de la edad en temas de liderazgo y yo me veía media “cabra chica”, pero profesionalmente ha resultado mejor de lo que esperaba. Diría que Egipto es uno de los países árabes más abiertos, especialmente una parte de la ciudad de El Cairo. Incluso el Presidente (Abdelfatah El-Sisi) ha estado impulsando la inclusión de más gente joven y de mujeres en la administración pública y el congreso. Como ejemplo, el Ministro de Hidrocarburos, referente para la industria, es pro mujer y desde hace cuatro años, en un día de marzo, se realiza un evento llamado She is Energy, en el que participan todas las empresas del sector y se entregan reconocimientos a las colaboradoras destacadas.
Lo otro que me ha sorprendido es que hay cuatro empresas de la industria cuyas gerentes generales son mujeres. Una de ellas soy yo.
¿Cuáles han sido los momentos más difíciles para el desarrollo de tu carrera?
Primero fue cuando entré a ENAP, ya que en mi área el promedio de edad era sobre 50 años y el 98% eran hombres. Entonces como era joven y mujer, me decían que tenía que pasar como 2 años aprendiendo antes de evaluar proyectos, que era la parte entretenida de mi trabajo. Me costó harto esfuerzo hacerme el espacio, ganarme a la gente, para que me dejaran hacer cosas más relevantes.
Otro momento difícil fue cuando pasé a ocupar la gerencia de Planning Corporativo que le reportaba al gerente general de la empresa. En ese minuto era la única mujer en un cargo de primera línea y además con solo 34 años. Entonces había algunos que tenían un “Club de Toby” que se juntaban a jugar fútbol, donde no encajaba, o hacían chistes pesados típicos de hombre. Finalmente me logré adecuar y resultó bien.
Las cosas más complejas que uno vive en un trabajo no tienen que ver con los desafíos técnicos, si no cuando se ven afectadas terceras personas.
Otra situación muy complicada se dio a los pocos meses que ingresé al cargo de Gerente Corporativo del negocio de Exploración y Producción, donde hubo un accidente que derivó en una fatalidad en nuestra operación de Ecuador. Desde ahí la seguridad se ha tornado en una prioridad para mi y lo enfatizo bastante. Otros momentos complejos han sido cuando me ha tocado enfrentar procesos de despidos. Esto nunca es fácil, en especial cuando es por necesidades de downsize de la empresa y no porque el trabajador realizó una acción inadecuada.
Las cosas más complejas que uno vive en un trabajo no tienen que ver con los desafíos técnicos, sino cuando se ven afectadas terceras personas. Puede que eso tenga que más peso para mi por ser mujer, ya que somos más empáticas en este aspecto.
¿Cómo has logrado compatibilizar el aspecto personal con el laboral?
Es siempre un desafío, de a poco uno va manejando las prioridades, organizándose mejor.
Priorizo hacer deporte y me doy los espacios para hacer actividad física al menos 3 veces por semana y trato de que los fines de semana sean sagrados para pasarlos con la familia y amigos.
Una de las cosas buenas de la cultura de Egipto es que le dan mucha importancia a la vida familiar, entonces todos tratan de salir a la hora y pasar tiempo con sus hijos, almorzar juntos, etc. Algo a lo que no le puedo sacar mucho provecho porque trabajo con Chile y tenemos cinco horas de diferencia, entonces me tengo que quedar hasta tarde a veces, pero la cultura egipcia te recuerda que es importante darse esos tiempos.
¿Algún consejo para las futuras líderes de la industria energética?
Yo les diría que se crean más el cuento. A veces una se autodiscrimina por ser la única mujer en un lugar y se resta de opinar o una se percibe que se está en desventaja. La gran mayoría de las veces esto es solo un fantasma que una tiene en su mente y que te limita gratis. Una debe siempre verse como igual al resto y que su opinión vale tanto como la de sus pares, sean hombres o mujeres.
Mi otro consejo es atreverse a tomar riesgos y hacer las cosas por convicción. Una debe seguir su “guata”. Puede que a veces en el corto plazo las cosas no salgan bien y demoren tiempo en tomar la forma que uno quiere, pero la única manera de seguir adelante enfrentando los desafíos y cualquier mal momento, es recordando que se está en dicho lugar porque lo escogió por convicción y se atrevió a tomar los riesgos que debía tomar. De esta forma, al mirar hacia atrás, queda la tranquilidad de haber seguido sus sueños y que lo que “tu guata” decía era lo correcto.