Eduardo es músico aficionado y practica la batería, siempre que sus obligaciones familiares y laborales lo permiten. Ha trabajado en la industria de la energía por casi 25 años, desempeñándose en la mayoría de las grandes empresas del rubro de Chile y España. En la actualidad, lidera Tinguiririca Energía como gerente general, compañía que aporta energía 100% renovable al sistema eléctrico chileno. De formación ingeniero eléctrico y máster en Ingeniería Industrial, posee además un MBA de la University of Warwick, Inglaterra.
¿Qué significa para ti ser parte de WEC Chile?
Nos sentimos orgullosos de pertenecer a una plataforma de dialogo internacional como WEC, junto con las empresas más importantes del rubro, academia y gobierno, en donde podemos aportar desde nuestra mirada a los objetivos nacionales e internacionales contra el cambio climático y los desafíos propios de un desarrollo energético sustentable centrado en las personas. La energía ha sido un área en donde Chile ha evolucionado significativamente durante los últimos años y los desafíos futuros son muy relevantes. WEC nos permite estar conectados con las experiencias de otras empresas y países, logrando una perspectiva ampliada de las tendencias en el sector energético.
¿Cuál crees que es el principal aporte de tu organización a esta plataforma de dialogo neutra?
El aporte de Tinguiririca Energía es a través de la implementación y gestión de energía limpia, principalmente hidroelectricidad, muy importante en la historia del desarrollo en muchos países y en particular en Chile. Nuestra experiencia y comportamiento ha sido clave en la sustentabilidad de nuestras operaciones, teniendo como objetivo el potenciar y profundizar nuestro rol en las comunidades donde operamos. Desde esa mirada, con integración a los objetivos locales de las comunidades, creemos que nuestra experiencia puede ser muy valiosa.
¿Cuál crees que es nuestro principal potencial a nivel país en cuanto a recursos energéticos? ¿En que deberíamos enfocarnos? ¿Y Cuáles son los principales desafíos?
Chile es una fuente de recursos energéticos, cuyo potencial ha sido desplegado parcialmente. En el pasado, la evolución energética en Chile estuvo centrada en ser competitivos y generar energía eficiente. Hoy eso no es suficiente, ya que se requieren desarrollar fuentes renovables de generación libres de emisiones de carbono que nos permitan asegurar un suministro eléctrico seguro y confiable, ajeno a las contingencias de los mercados internacionales de combustibles fósiles. En este sentido, las energías renovables van en la dirección correcta. La hidroelectricidad ha sido un pilar muy relevante en el desarrollo de Chile y es una tecnología clave y complementaria al desarrollo eólico y solar, porque puede entregar la flexibilidad que el sistema requiere. La flexibilidad es el principal desafío futuro para poder alcanzar la meta de tener un parque energético limpio y una transición energética exitosa, orientada a mejorar la calidad de vida.
¿Qué significado le das a la humanización de la transición energética?
La transición energética busca alcanzar un uso eficiente y limpio de las energías, dejando a un lado los combustibles fósiles, para alcanzar una vida sustentable. Desde ese punto de vista, la transición energética tiene una justificación centrada en las personas y en las generaciones futuras. Pero la transición energética es un proceso multisectorial y, por lo mismo, requiere de un complemento de políticas públicas y alianzas. Es en estos procesos, en donde se debe pensar en el largo plazo para ser exitosos, pequeños pasos van construyendo el camino. Por ejemplo, avances en la electrificación, cambiando el uso de combustibles fósiles por electricidad limpia en calefacción o transporte, es un paso necesario. Al mismo tiempo, debemos poner atención en el incremento del consumo de minerales necesarios para esa transición, y el ciclo de vida completo de estos, para asegurar un desarrollo económico responsable. Por lo anterior, debe existir una mirada sistémica de largo plazo y comprometida.