Casado con Maria Luisa por 30 años y padre de tres hijos, de entre 23 y 29 años, desde que era niño Juan Carlos Olmedo ha estado ligado a la energía. Su madre y su tío trabajaron en ENDESA, por lo que visitaba centrales generadoras y el centro de despacho cada cierto tiempo. Esto lo motivó a estudiar ingeniería industrial con mención en electricidad en la Pontificia Universidad Católica de Chile y desde el año 2019 es presidente del Coordinador Eléctrico Nacional, el operador del sistema entre Arica y Chiloé.
No todo son electrones. A Juan Carlos le gusta la lectura de la historia, especialmente de aquella que narra de las grandes transformaciones sociales que ha experimentado la humanidad. Y también tiene un rol académico, dado que es docente de dos programas de posgrado. Cada cierto tiempo publica artículos de investigación en estrategia y políticas públicas.
Con un MBA de la Universidad Adolfo Ibañez, también tiene un certificado en Management de la Universidad de Virginia. Su trayectoria en la industria eléctrica, tanto en Chile como en otros países de la región, se ha extendido ya por 35 años.
¿Qué significa para ti ser parte de WEC Chile?
Como parte de WEC Chile, me siento honrado de tener la oportunidad de contribuir a un foro global que promueve el diálogo y la cooperación en materia energética. WEC Chile se enorgullece de ser parte de una red que reúne a líderes de la industria, tomadores de decisiones y expertos para abordar los desafíos que nos impone la transición energética, y con un foco en humanizar este proceso para lograr una transición que sea justa, que llegue a todos.
¿Cuál crees que es el principal aporte de tu organización a esta plataforma de diálogo neutra?
El proceso de transición energética a una matriz neutra en carbono es la transformación más grande que ha enfrentado la humanidad desde la Revolución Industrial. En ese contexto, el principal aporte del Coordinador Eléctrico Nacional a WEC Chile es transmitir nuestra visión de las acciones que es necesario adoptar para desarrollar y operar un sistema eléctrico 100% renovable que sea seguro, confiable, resiliente y costo efectivo.
Esto es un desafío mayor, porque en esta industria participan un amplio conjunto de actores. Por eso, hemos recalcado que este proceso debe realizarse en forma cooperativa. Al compartir nuestra experiencia, visión y conocimientos, podemos enriquecer las discusiones y colaborar en la búsqueda de soluciones innovadoras para la transición energética.
¿Cuál crees que es nuestro principal potencial a nivel país en cuanto a recursos energéticos? ¿En qué debiéramos enfocarnos y cuáles son los principales desafíos?
Chile posee un marcado potencial energético en el ámbito de las energías renovables, particularmente con el recurso solar en el norte y eólico en el sur. Además, contamos con una industria minera que puede abastecer de los llamados minerales de la transición energética, tales como cobre, hierro y litio.
Para aprovechar este potencial, deberíamos enfocarnos en cómo lograr el desarrollo de esta matriz energética renovable, que se construye sobre los recursos que el país dispone. Esto implica fortalecer la infraestructura de transmisión nacional, zonal y de distribución, fomentar la eficiencia energética, promover la innovación energética e implementar políticas públicas que viabilicen una transición energética robusta.
¿Qué significado le das a la humanización de la transición energética?
Humanizar la transición energética implica que la transición energética llegue a todas las personas. Un ejemplo que lo retrata particularmente es la creación de nuevas oportunidades. Por ejemplo, una experiencia que tuvimos en el Coordinador con WEC Chile, como fue el realizar el programa Kids in Energy en una escuela de educación básica de Pudahuel, vecina de donde funciona el Centro de Despacho y Control, que es el corazón del Sistema Eléctrico Nacional. En algunas jornadas, los niños de 5to y 6to básico que participaron, pudieron interactuar con la energía, aprender algunos conceptos de electricidad y energías renovables, lo que les permitirá entender su importancia y singularidad.
Ese trabajo lo cerramos con una visita al Centro de Despacho. Para un niño de esa edad, entrar a este centro con moderna tecnología, desde donde se coordina el abastecimiento eléctrico de Arica a Chiloé con personas que desarrollan diferentes roles, es algo impresionante. Probablemente ellos no imaginaban que estas instalaciones estaban muy cerca de sus casas y pudieron percibir los pasos que se están dando hacia el mundo del futuro.
A mi juicio, esto es un reflejo de humanizar la transición. Es poner a las personas en el centro, mostrarles las oportunidades que se abren en acciones que cada vez son más variadas y descentralizadas, y transmitirles la importancia para Chile y el mundo.
Dentro de las iniciativas que están desarrollando actualmente, ¿qué proyecto te gustaría destacar y compartir?
Hay un proyecto que nos enorgullece especialmente, que es el haber sacado adelante la licitación de equipos que permitirán darle seguridad a la red, sin necesidad de contar con centrales térmicas funcionando en el Norte Grande en los próximos años. Tras un extenso proceso de licitación adjudicamos un servicio que implica una inversión por casi US$ 500 millones que soluciona uno de los desafíos que hoy tenemos, como es la estabilidad de la red.
Esto es parte del trabajo que tenemos que hacer, que lo planteamos en 2022 en nuestra Hoja de Ruta para una Transición Energética Acelerada, donde se detallan una serie de iniciativas en las que hay que avanzar para poder operar un sistema 100% renovable algunas horas del día.
En esto hay varias líneas de trabajo, como un estudio que desarrollamos con ECCO International para el diseño de un nuevo mercado eléctrico mayorista para Chile que permita dar sostenibilidad financiera al proceso de transición energética.
Estas dos iniciativas son una muestra del trabajo que es necesario hacer, el que es extenso y transversal dada la magnitud del desafío.